Este es un postre muy especial, ya que su procedencia aunque no del todo verificada, se situa en los conventos de la orden de Santa Teresa de Ávila, y por tanto tiene ese sello especial de la repostería monacal.
Es fácil de hacer, y más facil de disfrutar.
Os ánimo a hacerlo, merece la pena.
Ingredientes:
8 yemas de huevo.
125g. de azúcar.
Cáscara de un limón.
Canela en rama.
Elaboración:
Poner a hervir el azúcar junto a siete cucharadas de agua,
la canela y la cáscara del limón, hasta obtener un almíbar a punto de hebra. ( El punto de hebra se consigue cuando pellizcamos entre dos dedos un poco de almíbar y al separa los dedos se forma como un hilo de almíbar un poco elástico y que al estirar un poco más acaba por romperse, se consigue aproximadamente a unos 105ºC)
Poner las yemas en un pequeño recipiente, y cuando esté a
punto el almíbar verterlo sobre ellas. Remover sin parar, con una cuchara de
madera, hasta que la mezcla haya cuajado.
Dejar enfriar esta pasta en un plato. Cuando ya esté fría, hacer bolitas y rebozarlas en azúcar.
Colocar cada
porción en una pequeña cápsula o moldecito de papel rizado.
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